BOLIVIA: Golpe Militar Exime a las Fuerzas que Llevan A Cabo Ejecuciones Masivas “En Defensa del Orden”

Foto: Campesinos en el funeral de un hombre asesinado por la represión en Sacaba

Este publicación es una traducción no oficial del artículo de Giovanna Schaidhauer en A Nova Democracia.

La autoproclamada “presidenta” de Bolivia, Jeanine Áñez, ha decretado la exención penal para todo el personal militar que promueva masacres en las calles de La Paz y Cochabamba. Los militares, implicados en “operaciones para garantizar la ley y el orden,” luchan con asesinatos y palizas contra las protestas contra el golpe de Estado militar.

El decreto fue firmado el 14 de noviembre y lleva el número 4078. El artículo 3 de la ley establece: “El personal militar de las Fuerzas Armadas que participe en operaciones de restablecimiento del orden interno y la estabilidad pública estará exento de responsabilidad penal cuando, en el ejercicio de sus funciones constitucionales, actúe en legítima defensa o en estado de necesidad y proporcionalidad, de conformidad con los artículos 11, Ley 1760 y Código de Procedimiento Penal.”

El artículo siguiente se refiere a: “Las Fuerzas Armadas enmarcarán sus acciones de acuerdo con el Manual de Uso de la Fuerza”, y los soldados de reacción podrán “utilizar todos los medios disponibles que sean proporcionales al riesgo de las operaciones,” criterio subjetivo que legaliza los asesinatos, torturas y otras formas de represión.

Un día después de la entrada en vigor de la ley, acompañada por su gabinete completo y los comandantes de las fuerzas armadas y la policía, Áñez advirtió que su gobierno tomará medidas constitucionales para “neutralizar las acciones desestabilizadoras que buscan derrocar a su gobierno con una operación,” la cual, dijo, es “incentivada” por los grupos subversivos “armados y criminales.”

El decreto también autoriza explícitamente el uso de armas de fuego contra manifestaciones contra el gobierno de Áñes.

Una mujer protesta frente a la policía

EL GOBIERNO PROMOVERÁ LA PURGA EN EL PARLAMENTO

Arturo Murillo, ministro del Interior del actual “gobierno,” también anunció el 17 de noviembre la creación de un “aparato especial de la Fiscalía General de la Nación” para detener a los legisladores y a otros que, según el ministro golpista, “están involucrados en la subversión y la sedición.” Esta cita se refiere a los diputados que no consienten el golpe de estado.

“Hay senadores, congresistas y diputados, no todos, algunos de ellos, que voy a empezar a publicar sus nombres, que están haciendo subversión,” comenzó una funcionaria del gobierno. “Desde el lunes (18) voy a ordenar, ya tengo listas que los líderes de varias zonas me están pasando, vamos a empezar a detenerlos con órdenes judiciales.”

EL PUEBLO BOLIVIANO SE REBELA CONTRA LA REPRESIÓN MILITAR

El golpe militar, sin embargo, enfrenta una gran resistencia de las masas en las calles, desilusionadas por el fallido “socialismo del siglo XXI” y la “revolución” pacífica.

Los bolivianos de Sacaba, en las afueras de la ciudad de Cochabamba, protestaron el 17 de noviembre por el segundo día consecutivo contra la brutal represión de los militares en la región. Durante la protesta, campesinos de toda la región distribuyeron alimentos a los manifestantes, en solidaridad con la masacre perversa.

El 15 de noviembre, una masacre llevada a cabo por la policía causó la muerte de 12 personas y dejó un centenar de heridos, contra una marcha organizada por los campesinos.

“Nos mataron a balazos, los militares nos dispararon. Queremos respeto, exigimos la dimisión de este autoproclamado presidente, a quien no nombramos. Por eso íbamos a marchar a Cochabamba, pero no nos dejaron, mataron a nuestros hijos,” dijo una de las mujeres presentes en la marcha.

Campesinos alrededor de ataúdes de seres queridos asesinados el 15/11 por la represión estatal

Otro testigo de la masacre dijo que los militares y la policía los golpearon, les quitaron sus carteras, teléfonos celulares y dispararon municiones letales a los campesinos. Los disparos fueron realizados incluso por helicópteros. “Es un momento de terror, lamentable, de tragedia, ver cómo golpearon a nuestros compañeros, los ancianos. No nos respetan, no nos consideran personas, no nos valoran,” dijo el joven indígena sobre las acciones brutales y perversas del ejército y la policía.

Guadalberto Lara, director del hospital local de México, dijo que la mayoría de los muertos fueron disparados y describió la masacre de Sacaba como la peor violencia que ha visto en sus 30 años de carrera.

Del 10 al 13 de noviembre, multitudinarias manifestaciones en El Alto marcharon a La Paz para rechazar la autoproclamación de Janine Áñes, el nombramiento de un nuevo gabinete ministerial y la brutalidad de los golpistas contra los indígenas.

EL GOLPE DE ESTADO Y LA FALSA “DEMOCRACIA”

Este proceso de represión y restricción de los derechos democráticos en Bolivia, según nuestro análisis, forma parte del golpe de Estado militar desatado, que culminó con la renuncia de Evo Morales, jefe del oportunismo.

Según el análisis de los Partidos y Organizaciones Marxista-Leninista-Maoístas del mundo, en una declaración conjunta publicada el 1 de mayo de 2018, titulada ¡Proletarios de todos los países, uníos!: “En América Latina, la bancarrota de los gobiernos oportunistas de la gran burguesía con la fachada de la “izquierda”, en Argentina, Brasil, El Salvador, Ecuador, Uruguay, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, etc., está generando olas cada vez más grandes de protestas populares y sembrando el camino de la guerra popular. Los viejos estados de grandes burgueses y terratenientes, servidores del imperialismo, principalmente yanquis, viven un agudo y acelerado el proceso de descomposición y colapso uno a uno. Forman parte de la gran reaccionarización de este viejo estado semicolonial y semifeudal, con el crecimiento de los movimientos fascistas y una tendencia a golpes militares contrarrevolucionarios preventivos a la insurgencia popular, inevitable y violenta, contra el aumento exorbitante de la explotación y la represión para salvar al imperialismo de su profunda crisis económica y a las clases de grandes burgueses y terratenientes de su crisis de dominación y para conjeturar el inicio de guerras más populares.”

El gobierno proto-fascista de Morales, impedido de gobernar por la desaceleración de la economía y la crisis del capitalismo burocrático, fue destituido por el movimiento coordinado por el imperialismo yanqui y que convergía la extrema derecha fascista, dirigida por Luis Fernando Camacho, y la derecha civil, cuyo político de expresión es Carlos Mesa. El movimiento también contó con la colaboración de sectores del Alto Mando militar, en particular el general golpista Williams Kaliman (que ahora se ha retirado y vive en Estados Unidos) y la colaboración pasiva de sectores que antes estaban estrictamente vinculados al proyecto social-fascista de Evo Morales.

Áñez, el autoproclamado “presidente” y más vinculado a la derecha, en su primer acto, intercambió todo el Alto Mando militar. El General de Ejército Carlos Orellana ha sido nombrado comandante de las Fuerzas Armadas; el General Iván Patricio Rioja ha asumido el mando del Ejército; el General Ciro Orlando Álvarez Armada ha asumido el mando de la Fuerza Aérea Boliviana; y el Contralmirante Moisés Orlando Mejía Heredia es el nuevo comandante de la Marina.

Como analizamos en Forzado por los EE.UU. y sectores de la gran burguesía, Evo Morales renuncia: “Sin tales bases económicas, el crecimiento y la expansión del capital, ya no es posible una política de conciliación de clases que mantenga pasivas a las masas. El capitalismo burocrático exige más explotación, porque la crisis está llamando a la puerta. Las masas deben pagar la factura con menos derechos y menos ‘concesiones.’ Es el fin del ‘reformismo’.”